miércoles, 11 de mayo de 2016

● Sierra de Gredos - Subida al Almanzor

Circo de Gredos

25, 26 y 27 de marzo
Apasionante aventura en la que nos embarcamos por la Sierra de Gredos gracias a Jon Sanz Guías de Montaña, valga desde aquí estas líneas para agradecerle su dedicación, profesionalidad y sobre todo sus enseñanzas y su infinita paciencia, donde nos enfrentamos a todo tipo de peripecias, retos y acontecimientos, con múltiples y variadas anécdotas, que nos hicieron disfrutar de 3 inolvidables días combinando alta montaña con vivac, e incluso algo de supervivencia, por la mágica y agreste Sierra de Gredos, que tuvo su punto culminante con la ascención a la cima del Almanzor en unas condiciones climatológicas realmente adversas y desfavorables.

Perfil 3D - Parte baja de la ruta

Perfil 3D - Parte alta de la ruta


Método M.I.D.E. de clasificación de la dificultad de la ruta (Pulsa aquí para ver el significado)

Dificultad técnica: Muy alta. En condiciones invernales resulta imprescindible el uso del piolet, crampones y el conocimiento de técnicas básicas de alpinismo. La parte final de la cumbre del Almazor es muy técnica con pasos aéreos y expuestos que requieren de pasos de trepada (III grado) y con malas condiciones climatológicas, como las que nos encontramos nosotros, incluso es necesario el aseguramiento con cuerdas para progresar sin riesgos.
Dificultad física: Muy alta. Por el gran gran peso sobre nuestras mochilas, entre 14 y 17 kgs., por las malas condiciones de la nieve y por la longitud de la ruta.
Tiempo total: 2 días y 9 horas. Distancia total: 38 kms. (1º día: 15 kms., 2º día: 7 kms. 3º día: 16 kms.). Ruta circular con salida y llegada desde Navalperal de Tormes.
Desnivel mín.: 1.218 m. Desnivel máx.: 2.591 m. Desnivel acum.: 1.700 m.
Participantes: Marian, Nuria Verdú, Gonzalo Masso, Jon Sanz y Rafael Blasco.
Cimas: Almanzor (2.591 m.).
Ubicación: En pleno corazón de Castilla, entre Ávila, Salamanca y Cáceres, discurre la Sierra de Gredos que abarca desde el Puerto del Pico por occidente hasta el Puerto de Tornavacas por oriente, cuyo culmen es el Almanzor, máxima altura de todo el Sistema Central.
Accesos: Una vez enlazamos con la carretera AV 941 que recorre la sierra este-oeste por el norte, si venimos desde el este atravesaremos los pequeños municipios de San Martín del Pimpollar, Navarredonda de Gredos, Barajas, Hoyos del Espino, Hoyos del Collado y Navacepeda de Tormes hasta llegar a Navalperal de Tormes donde nos desviaremos hacia el sur y en bajada atravesando el pueblo hasta llegar a un parking en dos niveles junto al Río Tormes desde donde se inicia la ruta.
G.P.S.: Sin datos de la ruta.
Mapas: cartografía del IGN, MTN50 ráster nº 577, escala 1:50.000.


Día 1: Navalperal de Tórmes - Garganta del Pinar - Cinco Lagunas
La hora de encuentro era las 9:00 A.M. en Navalperal de Tormes, sin embargo quedamos con Jon antes para desayunar en Hoyos del Espino, en el único sitio abierto a esas horas, el Bar Restaurante La Bodeguilla, última puerta antes de adentrarte en la sierra y punto habitual de quedada de montañeros y senderistas.

Bar Restaurante La Bodeguilla en Hoyos del Espino (Ávila)

Y llegaron las presentaciones, incluso reencuentros como en mi caso con Gonzalo de Madrid con el que tuve la suerte de coincidir en el curso de alpinismo I en Sierra Nevada un año antes, y por supuesto con Jon con quien esta iba a ser ya mi tercera aventura.
Nuria desde Alicante, Marian desde Barcelona, Gonzalo desde Madrid, yo desde Málaga y Jon desde el Planeta Tierra nos convertiríamos desde ese momento en compañeros inseparables de vivencias y experiencias que siempre recordaremos. La aventura por la Sierra de Gredos estaba a punto de comenzar.


Monumento a la cabra montesa

El punto habitual de salida para subir al Almanzor era desde el parking de la plataforma, a la que se accedía desde Hoyos del Espino por una carretera de unos 12 kms. que había frente al Hotel Restaurante la Mira de Gredos, donde también nos encontramos, a modo de bienvenida, con una original escultura en bronce de una cabra montesa.
Sin embargo, como nuestra incursión por la Sierra de Gredos iba a durar tres largos días, motivados sobre todo por un conocimiento más en profundidad de sus lugares más recónditos y desconocidos, nuestro punto de salida debía alejarse de la plataforma de Hoyos del Espino, concretamente hasta el pequeño enclave de Navalperal de Tormes a 13,5 kms de distancia.

Parking de Navalperal de Tormes

Y llegó la hora de entrar en faena pero primero resultaba necesario e imprescindible revisar, comprobar, repartir y, en definitiva, supervisar todo el material que debíamos portear para las próximas jornadas. Un ajetreo incesante de tiendas de campaña, sacos de dormir, esterillas, arneses, piolets, crampones, cascos, cuerdas, mosquetones, hornillos, comida liofilizada, bastones, frontales... y un largo etcétera donde cada cual aportaba su imaginación o sus pequeños caprichos con la única y clara prioridad de minimizar el peso y el volumen en unas mochilas donde encontrar una correilla libre o un centímetro cúbico de espacio resultaba ser un auténtico lujo. Todo lo que no era estrictamente imprescindible se quedaba fuera.

Listos para adentrarnos en Gredos

Animosos y con mochilas que rondaban entre los 15 y los 18 kgs. de peso cruzamos el Río Tormes y nos fuimos adentrando poco a poco en la Garganta del Pinar destino Cinco Lagunas.



Tras 2,5 kms. de trayecto nos encontramos con un cruce, a la izquierda la Garganta de Gredos y el Refugio Elola (por donde deberíamos volver tres días después) y a la derecha la Garganta del Pinar y Cinco Lagunas, que correspondía con el sendero PR- AV 35, por donde continuamos.



La garganta discurría en paralelo a un arroyo y las vistas se nos iban abriendo conforme seguíamos ascendiendo, siempre a un ritmo lento pero continuo para no cansarnos demasiado en esa primera jornada de aproximación e ir acostumbrándonos al peso que transportábamos.



Grandes rebaños de cabras nos advertían que nos adentrábamos en un territorio inhóspito


La nieve nos fue dando la bienvenida a la vez que el paisaje ganaba en espectacularidad y los primeros riscos asomaban en la lejanía.

Nunca una parada para comer había resultado tan gratificante

Pequeño refugio libre para repentinos contratiempos

Las condiciones de la nieve no eran muy buenas, demasiado blanda, lo que ralentizaba la marcha al hundirnos continuamente, en ocasiones hasta el muslo.

Subiendo hacia cinco lagunas


El esfuerzo físico de la primera jornada de aproximación fue importante y una vez encontramos el lugar idóneo para ubicar el campamento nos apresuramos en montarlo todo para poder descansar y sobre todo reponer fuerzas para afrontar en las mejores condiciones la fatigosa jornada que nos esperaba al día siguiente.

 Montando el vivac

Nos instalamos entre la Laguna Mediana y la Laguna Galana en un emplazamiento espectacular.


Tras montar el campamento llegó la hora de reponer fuerzas con comida caliente y consistente. Sacamos los hornillos, cazos, tazas y cubiertos y hervimos agua del río para hacer té y preparar la comida liofilizada.

Marian y Nuria calentando agua


Con los deberes hechos aún nos quedaban unas horas de luz que aprovechamos para disfrutar del entorno y la fotografía.


La noche se presentó larga y bastante fría donde conciliar el sueño sobre la nieve helada y con los pies congelados como era mi caso, a pesar del doble calcetín, no fue tarea fácil. Jon sin embargo roncaba como si durmiera en un hotel de cinco estrellas.


Día 2: Cinco Lagunas - Almanzor - Laguna Grande
Segunda jornada por Gredos, la más dura de las tres, donde debíamos afrontar un fuerte desnivel positivo y las ascensiones a La Galana y al Almanzor.

Nada más despuntar los primeros rayos de sol Jon aprovechó para comprobar las condiciones climatológicas y el estado de la nieve

¡¡¡ Buenos días Nuria !!!

Nos preparamos un fuerte desayuno calórico y nos apresuramos a levantar el campamento para acometer cuanto antes la subida.


El estado de la nieve era pésimo y nos hundíamos hasta la cintura a cada paso que dábamos lo que, junto a la pronunciada pendiente, hizo que poco a poco nos fuéramos ralentizando conforme al plan previsto del día.


Nos teníamos que turnar para ir abriendo huella en una nieve cada vez más blanda y en ocasiones con placas de hielo profundas lo que resultó bastante fatigoso.


El buen tiempo aún reinaba por aquel entonces aunque en las cumbres las condiciones no eran tan favorables con mucho viento y nubes que cubrían el cresterío en su totalidad.

Tuvimos que asegurarnos en la última pala y usar las puntas de los crampones debido al hielo oculto bajo la capa de nieve



Una vez arriba el viento arreciaba con violencia y el mal tiempo iba en aumento. Las previsiones no eran nada buena y los peores pronósticos se hacían realidad.

Zona del Venteadero, el nombre desde luego le venía como anillo al dedo

Bonita foto de los "machos alfa"

El gran retraso acumulado y el mal clima reinante nos hizo desistir de la ascención a La Galana (2.572 m.) para dedicar todos nuestros esfuerzos a intentar la subida al Almanzor (2.591 m.) aunque esta también iba a estar complicada.

El tiempo cada vez peor 

Atravesamos la zona conocida como Cuchillar de Ballesteros y aprovechamos para comer algo al resguardo de una pared granítica. Allí coincidimos con otro grupo de ocho miembros pertenecientes al Club Elbruz de Sevilla que poco después desistirían de hacer cima en el Almanzor.


Llegados a un punto Jon nos avisó que estábamos a las faldas del Almanzor. La cima ni se veía, ni si quiera se intuía. En el peor momento climatológico tuvimos qu debatir si afrontar la complicada subida en condiciones extremas o darnos media vuelta y buscar el Refugio Elola. Finalmente se impuso la cordura del montañero y... tiramos para arriba !!!

 ¡¡¡ Había que intentarlo !!!

Dejamos las mochilas abajo, sacamos los arneses y el material de escaldada y nos pusimos a subir. El Almanzor nos esperaba. Había que extremar las medidas de seguridad para evitar un posible percance.


A la ya de por sí difícil subida se le unió una fina lluvia que empañaba las gafas y comprometía aún más la escalada. La intensa experiencia incrementó mucho más la sensación de alta montaña invernal y el disfrute fue máximo.

Pico del Moro Almanzor (2.591 m.)

La bajada la hicimos con premura y fue complicada ya que el tiempo iba todavía a peor. Teníamos que retirarnos de allí con urgencia. Recogimos nuestras mochilas y buscamos el espectacular canuto de la Portilla del Crampón por donde debíamos descender al abrigo del Circo de Gredos.

 Bajando por la Portilla del Crampón

Cansados llegando al Circo de Gredos

Al perder altura el tiempo mejoró sensiblemente, sin embargo sería un espejismo ya que lo peor aún estaba por llegar.

Llegando al Refugio Elola junto a la congelada Laguna Grande


El Refugio Elola, situado a 1.950 m. de altitud, presenta una ubicación estratégica privilegiada en pleno corazón del Circo de Gredos, junto a la Laguna Grande, y dispone de 65 plazas de pernocta cuya ocupación suele ser del 100% durante los fines de semana y periodos vacacionales. Dispone de una amplia variedad de servicios para la máxima comodidad de excursionistas y montañeros.
Nunca algo tan básico nos había parecido tan extraordinario

Nos relajamos durante un rato y aprovechamos para avituallarnos y comer sin racionamiento, un auténtico lujo que agradecimos de buena gana.
Sin embargo sólo habíamos pasado por el refugio para aprovisionarnos ya que teníamos que volver a la montaña a vivaquear de nuevo, y ahí surgió la sorpresa cuando salimos del refugio. Había comenzado a llover intensamente y además se había levantado una tremenda ventisca.

Tuvimos que montar las tiendas bajo una impetuosa lluvia antes de que la noche se nos echara encima. Además el vendaval arreciaba cada vez con más fuerza lo que nos obligó a asegurar las tiendas a conciencia con piedras, bastones y piolets para evitar que el viento se las llevara. 
Tuvimos que encender los hornillos dentro de las tiendas, a pesar del riesgo que ello conllevaba, e introducir las mochilas y la ropa mojada en una rápida improvisación.
La noche fue épica. Afuera la lluvia no paraba ni un instante y el viento era cada vez más fuerte. La tienda la teníamos que aguantar desde dentro para que no se combara ya que temíamos que en cualquier momento fuera arrancada con nosotros dentro. Empezó a entrar agua por las cremalleras y llegado un momento ya llovía dentro directamente. Un síntoma de que la cosa se ponía realmente fea fue cuando Jon me dijo que tuviera una navaja cerca para rajar la tienda si salía volando (yo pensaba que era para sacrificar a Gonzalo llegado el caso y que no sufriera). La cosa es que el semblante de Gonzalo cambió de repente y cesaron sus bromas y empezó a mirar cada 5 minutos su reloj Garmin por si seguía bajando la presión atmosférica. Sólo hablaba de su novia Inés y que se tenía que casar en tres semanas.

Día 3: Laguna Grande - Navalperal de Tórmes

Al día siguiente amaneció un día espectacular

Tras la tempestad llegó la calma. Hasta la 6 de la mañana no cesó de llover y las nubes se disiparon como por arte de magia, incluso pudimos dormir algo. 

El buen humor volvió por la mañana, incluso Gonzalo se puso su gorro de la Antártida y dejó de hablar de su Inesita del alma

Había helado por la noche y toda la ropa que llevábamos mojada del día anterior se había congelado, incluso las botas parecían de mármol y ni siquiera nos las podíamos poner.

Los pantalones helados de Gonzalo

Tuvimos que esperar a que el sol nos alcanzara y empezara a descongelarlo todo para poder desmontar el campamento.

 Los primeros montañeros que salieron del refugio se acercaron a preguntar si estábamos bien, habían estado preocupados por nosotros

Intentando organizar el caos de la noche

La poca ropa seca que nos quedaba era objeto de codicia hasta que el sol secara los improvisados tenderetes que habíamos montado. Le cambié a Gonzalo unos pantalones secos por un paquete de lentejas con jamón jeje

Nos costó ponernos en marcha

La Garganta de Gredos era realmente espectacular con un paisaje fascinante de arroyos, cataratas y lagunas con las altas cumbres nevadas en el horizonte, con nombres tan curiosos como Los Tres Hermanitos o El Perro que Fuma.



Los numerosos arroyos que surtían la garganta bajaban muy crecidos lo que hacía que de vez en cuando seguir el curso natural de la senda fuera tarea complicada y tuviéramos que ir continuamente sorteando pequeñas lagunas y saltos de agua. 


En ocasiones vadear el río resultaba imposible y no quedaba más remedio que quitarnos las botas, e incluso los pantalones y meterse en el agua helada.



Esa última jornada estábamos ya bajo mínimos y nos faltaban las fuerzas. Cualquier recurso que nos ofrecía la naturaleza era recibido con alegría.


Y así, con mucho humor y un ambiente distendido tras haber disfrutado de 3 extraordinarios días por la Sierra de Gredos regresamos a Navalperal de Tormes a sabiendas de haber vivido una experiencia única e inolvidable. Gracias una vez más a Jon por haberla hecho posible y a Nuria, Marian y Gonzalo por compartirla.