jueves, 11 de octubre de 2012

● Sierras de Camarolos y del Jobo - Subidas a la Cruz de Camarolos y al Chamizo

La difícil crestería que precede a la cima del Chamizo

7 de Octubre de 2012
Otra de las memorables jornadas de montaña que recordaremos durante mucho tiempo. Magnífica y espectacular ruta que calificamos como una de las más bonitas y completas que se pueden realizar en la provincia de Málaga. Combina todo tipo de terreno que junto con la afilada crestería final del Chamizo y lo impresionante del paisaje forman un marco incomparable para una travesía grandiosa. 


Ruta: Dificultad media, alta en la crestería del Chamizo (Tiempo total: 9 h. 13 min.). 
Distancia total: 19,88 kms. Ruta circular. Desnivel min.: 802 m. Desnivel máx.: 1.637 m. Desnivel acum. 1.262 m.
Participantes: Rafael Blasco, Diego Gil, Pepe (Patrón) y Juan López.
Cimas: Cruz de Camarolos (1443 m.) y Chamizo (1637 m.).
Paisajes: Mucha, mucha roca y piedra caliza. Aristas y pináculos sorprenden aquí y allá plantados como si hubieran caído del cielo. Tajos de infarto cortados a guillotina. Zona de torcal o lapiaz, sin nada que envidiar a su más famosa vecina antequerana. Zonas de carriles de arena bien definidos, muchas vallas y verjas por todo el camino y mucha tierra y piedra suelta en la bajada del Chamizo. Varias fuentes de agua por el camino. Punto estratégico para divisar la práctica totalidad de las sierras de la comarca malagueña y parte de la granadina e incluso la subbética cordobesa.
Accesos: La ruta en realidad, para no alargarla tanto, comienza en los llamados Llanos del Hondonero, perfectamente señalizado una vez que se entra en Villanueva del Rosario. El motivo de partir desde la ermita del Rosario, a mitad de camino para alcanzar los llanos, es que en la ermita han cortado el carril de subida por canalizaciones de tuberías.
Al llegar por la autovía al Puerto de las Pedrizas  procedente de Málaga, cogemos en bajada la A-92 en dirección a Granada y enseguida encontramos la salida para Villanueva del Rosario. Nos dirigimos al pueblo por la A-7203 sin entrar a él, manteniéndolo siempre a nuestra izquierda y sin cruzar el arroyo. Enseguida encontramos indicaciones a la ermita o a los Llanos del Hondonero.
GPS: Ruta publicada en Wikiloc. PULSA AQUÍ PARA DESCARGARTE EL TRACK
Mapas: IGN 1039 I y 1039 II (escala 1:50.000).

       
Ermita del Rosario con la Sierra del Jobo y el carril de acceso al fondo

Como viene siendo habitual quedamos temprano, a las 8:00 en casa del patrón y a las 8:15 recogimos a Juan, y en menos de media hora nos plantamos en Villanueva del Rosario.
Nos quedamos impresionados con los estragos de las inundaciones de la semana pasada y es que los más de 200 litros por metro cuadrado que cayeron aquí en pocas horas arrasaron todo a su paso, sobre todo en los alrededores del arroyo de la Canaleja, por donde teníamos que pasar para acceder a la ruta. Vimos coches destrozados, marcas de agua a la altura de los tejados, toneladas de barro y rocas del tamaño del motor de un coche. Impresionante.
En la ermita nos encontramos una valla con el carril cortado, así que aparcamos el coche, mochila a la espalda y a hacer más kilómetros de los que teníamos previstos. Al final tampoco fueron tantos, unos 5 kms. de más entre ida y vuelta.

Picacho en la zona conocida como El Nacimiento, camino de la Cruz de Camarolos

Toda esta primera parte de la ruta se realiza por un carril de tierra, a veces entre pinos, que nos acerca a la Cruz de Camarolos pero que sin embargo nos aleja cada vez más del Chamizo. Sorteamos las primeras cadenas y puertas y en cuanto nos alejamos un poco nos reciben unos oriundos de la zona: un grupo de corzos que extrañados nos miran desde su prudente distancia estudiando nuestros movimientos.
Basta decir que en más de 9 horas de ruta no nos cruzamos con nadie, lo que nos da una idea de lo alejado y poco visitada que resulta esta parte de la sierra. Importante llevar GPS ya que la ruta no discurre siempre por un carril marcado y con tanta piedra cuesta distinguir la senda, además en la crestería se hace imprescindible su uso para encontrar los estrechos pasos para minimizar riesgos innecesarios.

  Primeras rampas de subida a la Cruz. Abajo vemos el lugar donde abandonamos el carril

La subida es poco pronunciada aunque  hay que ir saltando continuamente de roca en roca para evitar los agujeros formados por la erosión. A pesar de la tromba de agua caída la semana anterior no encontramos ni un pequeño charco y muy poco barro en todo el trayecto debido a la sequedad del terreno.

Cima de la Cruz de Camarolos (1.443 m.)

Tanto esta cima como la del Chamizo tienen dos cumbres, la oficial con su vértice geodésico y la secundaria con su montoncito de piedras, y en ambas  prescindimos alcanzar la segunda para no alargar más la ruta. Más nos valía no excedernos del tiempo máximo que habíamos calculado si no queríamos perdernos el clásico Barça-Real Madrid.


 La bajada desde la cima es la única parte de toda la ruta donde se repite recorrido. A partir de aquí entramos en una zona conocida como Las Camarolas, un fabuloso corredor de tierra flanquedo por paredes y tajos muy verticales, todo un paraiso para los escaladores. Este tramo entre sierras se realiza sin bajar un solo metro aunque hay que sortear diversas alambradas.
Por un momento el Chamizo se pierde de vista y hay que echar mano de nuevo del GPS ya que hay que abandonar la senda principal, que sigue en bajada, para continuar a la derecha por una zona conocida como El Torcal. Sin la majestuosidad del Torcal antequerano, este pequeño torcal tiene también sus formas caprichosas y tenemos que volver a saltar de piedra en piedra. Ahora son las cabras las que nos observan. También se nos cruzó a una velocidad vertiginosa una culebra de más de un metro de largo.

Familia de cabras en la zona del Torcal

Tras muchas horas de marcha por este laberinto de piedras llegamos al Puerto de Perdigones donde aprovechamos para comer y descansar un poco. Aún nos queda la guinda, frente a nosotros se alza imponente, casi inaccesible, el pico Chamizo. Desde la distancia parece infranqueable pero a medida que nos vamos acercando se aprecian pequeños pasos entre los cortados. Fundamental usar el GPS siguiendo una ruta fiable.

En las primeras rampas del Chamizo

Despacito y con buena letra. Comienza la parte más delicada de la travesía. Aquí los bastones sobran en su totalidad ya que con frecuencia hay que echar ambas manos a las rocas y pegarse como una salamanquesa. Hasta alcanzar la crestería la dificultad es moderada pero una vez en las alturas, donde el vértice geodésico aún queda bastante lejos, la cosa se complica enormemente. Hasta alcanzar la cima puede haber tres o cuatro pasos muy delicados, a uno de ellos lo bautizamos, salvando las distancias, como "la pequeña Mahoma" en honor del famoso paso, que pone los pelos de punta, que precede la cima del Aneto en los Pirineos. Más de uno (omitiré nombres) se acordaba de la parienta "...si mi mujer me viera ahora mismo me pedía el divorcio".

Cresteando que es gerundio

Bueno, al final todo llega y por fin alcanzamos la tan ansiada cima. Nos encontramos, además del vértice, un pequeño buzón con una trompetilla atada para poder dejar testimonio, tanto escrito como sonoro, de haber hecho cumbre. Una buena iniciativa.

¡¡¡A lo vikingo!!! Ya estamos en la cima

 ¡¡¡Por fin llegó la recompensa!!!
¡¡¡Celebración en la cima!!!
Y ahora no era bajar y se acabó. Había que seguir cresteando un buen rato hasta encontrar el único paso por el que era posible realizar el descenso. Hay que evitar a toda costa hacer esta ruta en días de lluvia o nublados ya que hay que tener siempre buena perspectiva de lo que nos rodea.
Como anécdota para los amantes de los insectos, esta crestería era un paraíso para las mariquitas (me refiero a la especie animal). Miles y miles de estos coloridos "bichitos de luz" plagaban esta crestería, supongo que con afanes reproductivos.

Pepe cresteando

La bajada se convirtió en un concurso de a ver quien resbalaba más veces. Una empinadísima cuesta de tierra y piedras sueltas dio un merecido y apurado triunfo de Diego sobre Juan por tres caidas a dos. Este tramo se hizo además muy duro por el tremendo calor que se nos echó encima que hizo que nuestros cogotes acabaran carbonizados.

Bajando del Chamizo. Al fondo los restos de un brutal desprendimiento de media montaña

Una vez en el carril pasamos junto al recientemente construido Mirador Alto de Hondonero desde donde se aprecia con detalle toda la Sierra del Jobo. También se puede observar una cueva que es posible visitar solo desde las alturas.
Atajamos recto algún meandro del camino y nos llega la última sorpresa de la jornada. Un manantial de agua fresca y cristalina que discurre junto al carril.
 Una última vista atrás a esta sierra de ensueño y recogemos el coche junto a la ermita. Fantástico día.

Sierra del Jobo




















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